jueves, 27 de mayo de 2010


"Ella decía que los mensajes fantásticos eran el epílogo perfecto a una gran quedada. Cuántas veces sabes que tras una buena cita o quedada, al marcharte, a los pocos minutos de separarte de la otra persona recibirás un sms confirmando tu percepción de esos momentos compartidos. A veces es más importante el mensaje que la propia quedada".
Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, Albert Espinosa. Hacía mucho que un libro no me agarraba tanto.
Grande Albert, como siempre.

domingo, 23 de mayo de 2010

Llevo dos meses empezando libros y dejándolos a medias. Ninguno me convencía, hasta que hoy he dado con el libro que estaba esperando. Albert nunca falla.

domingo, 28 de marzo de 2010


"A los veintidós años, en primavera, Sumire se enamoró por primera vez. Fue un amor violento como un tornado que barre en línea recta una vasta llanura. Un amor que lo derribó todo a su paso, que lo succionó todo hacía el cielo en su torbellino, que lo descuartizó todo en un arranque de locura, que lo machacó todo por completo. Y, sin que su furia amainara un ápice, barrió el océano, arrasó sin misericordia las ruinas de Angkor Vat, calcinó con su fuego las selvas de la India repletas de manadas de desafortunados tigres y, convertido en tempestad de arena del desierto persa, sepultó alguna exótica ciudad amurallada. Fue un amor glorioso, monumental. La persona de quién Sumire se enamoró era diecisiete años mayor que ella, estaba casada. Y debo añadir que era una mujer. Aquí empezó todo y aquí acabó (casi) todo."




Sputnik, mi amor, Haruki Murakami.

martes, 26 de enero de 2010


El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como una piedra. Por mucho que pruebe mil combinaciones en forma de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡me gusta tanto hacer crujir esa concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parecen decir “¡sopla!”. El sistema de protección volando en dulces pedazos.




La mecánica del corazón, Mathias Malzieu.


sábado, 9 de enero de 2010


Te lo advierto. Voy arrastrando montones de cosas, a cada cual peor. ¡Es horroroso! Así que no sigas pinchándome, o me echaré a llorar aquí mismo. Y, si empiezo, no pararé en toda la noche. Ahora ya lo sabes. Y yo, cuando lloro, lloro como una posesa, sin importarme quién esté a mi lado.







Tokio blues, Haruki Murakami.

sábado, 19 de diciembre de 2009


Ahora me tengo que ir, que ya sale el enlace a Bangkok, pero sabes qué te digo, que me has caído bien, dentro de 35 días regreso y hago escala aquí, y entonces sí que te contaré una buena historia, una historia de verdad, de esas que no se olvidan.







Nocilla Dream, Agustín Fernández Mallo. Yo me quedo con el segundo, sin duda.

jueves, 19 de noviembre de 2009


Los chicos del viernes hablan de mujeres en voz alta, pero no tienes que creer todo lo que dicen. Todas las chicas tienen el corazón roto. Las carreteras están atascadas durante el fin de semana. Todo el mundo quiere estar lejos de donde ha nacido. Al menos el viernes por la noche. Los bares ya no dan dos por una y en esta ciudad tienes que ganar mucho para poder beber en el centro. Los camareros han enterrados sus sonrisas porque es viernes por la noche y la gente coge todo lo que brilla. Con o sin permiso. Las niñas bonitas siempre son las que están más tristes porque saben que hay más tíos dispuestos a hacerles daño.



Héroes, Ray Loriga. Tremendo, de principio a fin.