miércoles, 7 de octubre de 2009


Vi su cara y pensé, mierda, la quiero. ¿Qué haré? Lo mejor que podía hacer era actuar con indiferencia; luego, me encaminé, con ella, al aparcamiento. No hay que dejar que se den cuenta de que te interesan, porque si no, te liquidan. Me incliné, la besé en la mejilla. -Chavala- le dije-, cómo te he echado de menos. -Tengo hambre- dijo ella.



Música de cañerías, Charles Bukowski. Es uno de los libros que más cogen en la biblioteca de mi facultad, no lo digo yo, que lo dice la bibliotecaria y las páginas que tiene descosidas, y en realidad no me extraña. Es genial, Bukowski era un genio. Me ha encantado cada nota de absurda realidad.

1 comentario:

Encargo dijo...

hace tiempo stoy con el bichito de comprarme un libro suyo, su stilo bruto, pedante, sucio, crudo, burlesco y miserable,es motivante, como q me da nauseas y eso me vacila d él, su magia pra hacerme sentir hasta eso.